Concretamente en el siglo III antes de Cristo, tal y
como refleja Manuel Campuzano en su libro «Alejandro Magno. La excelencia
desde el liderazgo. Al parecer fue el rey de Macedonia
quien dio vida a esta expresión a partir de una maniobra militar. Cuenta Manuel
Campuzano en su libro que, al llegar a la costa Fenicia, Alejandro Magno
observó que sus enemigos le triplicaban en número y que su tropa se veía
derrotada antes de pisar el campo de batalla.
«Cuando regresemos, lo haremos en los barcos del enemigo»
Alejandro Magno desembarcó e inmediatamente mandó quemar todas las naves.
Cuenta Campuzano que mientras su flota ardía, el líder macedonio «reunió a
sus hombres y les dijo: Observad cómo se queman los barcos... Esa es la
única razón por la que debemos vencer, ya que si no ganamos, no podremos
volver a nuestros hogares y ninguno de nosotros podrá reunirse con su familia
nuevamente, ni podrá abandonar esta tierra que hoy despreciamos. Debemos salir
victoriosos en esta batalla, ya que solo hay un camino de vuelta y es por el
mar. “Caballeros, cuando regresemos a
casa lo haremos de la única forma posible, en los barcos de nuestros enemigos”».
El ejército de
Alejandro venció en aquella batalla, y regresó a su tierra a bordo de las naves
conquistadas.
Los mejores no
son aquellos que han esperado las oportunidades, sino los que las han buscado y
aprovechado a tiempo. Los que han asediado esas oportunidades, y las han conquistado.
El compromiso
exige valentía. Y no podemos confundir la valentía con la arrogancia. Y
sin miedo, no existe valentía: Sólo inconsciencia. Por eso… A veces, hay que
quemar las naves.
En nuestras
vidas hay que hacer todo lo posible para tomar las buenas decisiones. Sin
embargo, a veces el miedo puede ser un obstáculo. Todos conocemos nuestros puntos
débiles, que se acrecientan en nuestra mente. Sabemos que hay quien cuenta con
más dinero, con más experiencia, con más contactos. Considera todas las
oportunidades en tu vida que perdiste. Piensa en las relaciones que cortaste.
Piensa en los
sueños e ideales que una vez tuviste y que ahora están llenos de telarañas.
Imagínate que habría sido de tu vida si hubieses quemado algunos botes.
Cuando tengas
miedo a algo, deja de pensar en los riesgos que corres al tomar la decisión. Recuerden a Alejandro Magno: ¡Quemen las naves!
Lic. Brigitt de Sánchez
Cnp 16616 @palabrasmagicasdelaradio