En estos días en
mi clase de Pilates, cuando llegó el momento de la meditación, el instructor
profesor Edgar, nos habló de la historia del Bambú, y realmente inmediatamente
quise compartirla con Uds. Una planta que al parecer se ve frágil y para que
crezca la semilla del Bambú tarda nada menos que siete años en germinar,
durante siete años el agricultor inexperto puede llegar a creer que las semillas
no eran fértiles, por eso para plantar Bambú la primera cualidad que hay que
poseer es la de la paciencia.
Tras siete años de
aparente inactividad, y en solo seis semanas la planta crecerá treinta metros, ¿ha
oído bien? ¡ 30 metros de alto!
Lo que pasó en
realidad es que la planta necesitó esos siete años para desarrollar un complejo
sistema de raíces que le permitirán sostener todo ese crecimiento
acelerado. Sin duda una gran lección de
paciencia y perseverancia que nos da la naturaleza.
Muchas veces
queremos encontrar resultados rápidos y a veces abandonamos justo cuando
estábamos a punto de ‘conquistar la meta’.
Nos olvidamos que conviene ser perseverantes y esperar el momento
adecuado.
Es necesario
comprender que a veces estamos atrapados en situaciones o etapas en nuestra
vida en que pareciese que no sucede nada, no avanzamos nada, pero no
decaigamos, recordemos el ciclo de crecimiento del bambú japonés, y no nos
rindamos al no ver los resultados esperados.
En esos momentos algo está creciendo y madurando en nuestro interior,
esperando el momento oportuno para materializarse.
Si todavía Ud. no
consigue lo que desea, no se desespere, tenga paciencia, porque todo tiene una
Razón de Ser y quizás esté echando raíces.
De ahora en
adelante se cumpliran sus deseos para lograr la meta a la cual queremos llegar.
Lic. Brigitt de
Sánchez
CNP 16616
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