¿Recuerdas ese escalofrío que recorre tu
cuerpo cada vez que escuchas una canción que te gusta mucho?, ¿o esa sensación
de felicidad repentina que te invade cuando oyes tus melodías favoritas? La
música, además de ser una excelente aliada de nuestra salud, tiene el poder de hacernos viajar
entre melodías, remover sentimientos y “expresar lo inexpresable”, como
diría Aldous Huxley.
El compositor argentino Astor Piazzolla dice
que la música es el arte más directo, porque entra por el oído y va al corazón.
Cualquier apasionado de la música podría estar de acuerdo con esta frase, pero
el órgano que se encarga de procesar las sensaciones que genera la música al
ser captada por nuestro oído es el cerebro. De hecho, cuando escuchamos
nuestras canciones favoritas se activan zonas del cerebro que normalmente se
asocian al sexo e, incluso, la comida.
Otros factores biológicos inciden en este
proceso. Los investigadores canadienses determinaron a través de un estudio que
el placer que sentimos bajo el efecto del arte de las musas es causado por un grupo
de neuronas del encéfalo. La actividad de estas neuronas nos permiten
determinar si una canción nos gusta o no. Y simplemente, la conclusión es que
la música es una recompensa intelectual para nuestro organismo. Esto refuerza
el comportamiento y nos hace querer escuchar esa melodía cada vez más.
Definitivamente amo la música y ¿Uds.?
Lic. Brigitt de Sánchez
CNP 16616
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