El flamenco baile español muy
conocido mundialmente por sus famosas bailaoras y cantes hondos ha estado
ligado a mí porque mi hija lo ha aprendido desde pequeña.
Los trajes, el taconeo, el
movimiento tan delicado y a la vez preciso de las manos cuya belleza refleja el
verdadero encanto del flamenco hacen que hoy les explique esta bonita relación.
No importa que las bailaoras
interactúan entre sí con melodías que interpretan dolor, alegría, lo que cuenta
es que todas las integrantes se apoyan entre sí, se motivan y se animan entre
palmas acompasadas, taconeos, sonrisas cómplices, sus brillos de sus ojos y
todas con un gesto de apoyo incondicional como si fuera una hermandad logrando una coreografía perfecta.
¿Qué tal si nuestro mundo se
comportara como un grupo de flamenco? Contaríamos con un grupo de personas
quienes dependiendo del caso, nos alentaran o reconfortaran con gestos
solidarios celebrando con nosotros de forma entusiasta, y les aseguro que el
camino sería más llevadero.
No quiero que con esto bailen flamenco,
pero de vez en cuando no cae mal, intenta ser una persona solidaria, entusiasta, y creánse que son unos consabidos
artistas del flamenco.
¡y olé!
Lic. Brigitt de Sánchez
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